CUK 47: Primavera 2014 Las últimas tecnologías al servicio del negocio avícola

Tendencias actuales en la instalación de nuevas granjas para broilers

 Al igual que en los últimos años se ha producido una considerable evolución tanto en la crianza como en el consumo de la carne de pollo, las granjas también se deben ir adaptando a las nuevas necesidad de producción y confiar en los avances tecnológicos para ser rentables, competitivas y sostenibles.

Santiago Bellés Sada p.a., Producciones Ganaderas, S.A.

 

Desde los inicios de la avicultura industrial, los avances han sido continuos en materia de genética, nutrición, sanidad, manejo e instalaciones; produciéndose al mismo tiempo cambios en la sociedad, en los consumidores, en los propios granjeros y en la estructura productiva de la carne de pollo. De hecho, durante todo este tiempo hemos pasado de producir pollos caseros a comercializar alimentos a gran escala cumpliendo con normativas de seguridad alimentaria, bienestar animal, medioambientales… Asimismo, en estos años, los tipos de granjas, materiales utilizados, equipamientos e instalaciones han ido cambiando y evolucionando rápidamente. Además, se han ido adaptando a las nuevas exigencias de los pollos que criábamos y de los cambios competitivos que requerían desarrollar nuevas tecnologías e implantarlas inmediatamente, con el riesgo de que quien no lo hiciera así se iba a quedar en el camino. Muchos podemos recordar, y más aún si vemos fotografías antiguas, cómo eran las granjas hace diez, veinte o treinta años; cómo eran los comederos, los bebederos, los sistemas de calefacción, las ventanas… En esos momentos cumplieron su función, pero ¿podríamos criar miles de pollos hoy con esos materiales? ¿Seríamos competitivos? La respuesta es no, y por ello debemos invertir en los nuevos avances tecnológicos que nos permitirán seguir produciendo pollos en el futuro.

 

Competitividad y sostenibilidad

El escenario actual, y creo que futuro, nos obliga a tener granjas competitivas y sostenibles, y desde mi punto de vista deberán reunir tres condiciones básicas: máxima capacidad de control del bienestar animal, productivo y energético, acompañada de unos niveles de formación adecuados; altos niveles de eficiencia productiva, energética y medioambiental; y una dimensión técnica y económica adecuada, relacionada con el resto de la cadena productiva y optimizada basada en los avances tecnológicos.

CONTROL. Tienen que ir dirigidas hacia el bienestar animal tanto en el ámbito del ambiente en la granja (control de temperatura, porcentaje de HR, gases (NH3, CO2…), corrientes y velocidad de aire…), como en el sanitario (estricta bioseguridad, estado inmunitario y enfermedades) y de comportamiento (actividad de los pollos, densidad zonal, migraciones, sonidos…). También se orientan hacia el control productivo, con mediciones cada vez más exactas del consumo de agua y alimento, así como del peso y su crecimiento diario para obtener indicadores zootécnicos diarios. Y no podemos olvidarnos del control energético, ya que es un elemento de coste cada vez más importante. Por ese motivo, se deben hacer auditorías energéticas periódicas y control metódico de los consumos eléctricos y de combustibles.

EFICIENCIA. Por un lado, está la productiva, donde las tendencias van dirigidas a nuevos diseños de comederos, más fáciles de manejar (especialmente en primera edad), que provocan menos desperdicio, y fáciles de limpiar y desinfectar, y también en bebederos (tetinas prácticamente en el 100% de las nuevas instalaciones), que suministran la cantidad de agua que necesitan los pollos actuales, y con mínimos derrames. Por otro lado, se encuentra la energética, buscando un mínimo uso de energía para conseguir unos óptimos resultados productivos y de calidad en los pollos, y se hacen mayores inversiones en aislamiento, estanqueidad, ventiladores más eficientes, intercambiadores de calor, paredes térmicas, suelo radiante… Las energías alternativas (solar, eólica, geotérmica, etc.) todavía no han cogido fuerza, pero seguro que van a tener un desarrollo importante en el futuro inmediato, al menos para autoconsumo. Por último, tenemos la eficiencia medioambiental, con técnicas para reducir las emisiones de nitrógeno, fósforo, polvo, olores…

DIMENSIÓN. Podemos referirnos a la técnica, diferenciando la de la granja o nave de la explotación avícola. Así, respetando los condicionantes de bioseguridad (todo dentro- todo fuera), en la capacidad de reacción de las plantas de procesamiento y de bienestar animal debemos ir al máximo posible, ya que para ser competitivos hemos de optimizar todos los costes. Y ya en la dimensión económica, no podemos olvidar que la producción de pollos en el ámbito industrial es una economía de escala, y así se está considerando en los nuevos proyectos avícolas de los países emergentes con los que tendremos que competir. El futuro va a depender de lo que hagamos en el presente y de lo rápidos que seamos en reaccionar y anticiparnos. Nuestro futuro empieza hoy, aquí y ahora, y depende de nosotros.