CUK 51: Primavera. Pollería Antonia
“El género de SADA siempre llega en óptimas condiciones”
Un cuidado y profesional servicio al cliente, un trato muy cercano y unos productos de calidad han hecho que, desde los años 60, Pollería Antonia se haya convertido en un establecimiento muy querido entre los vecinos de la localidad de L’Espluga de Francolí (Tarragona) y alrededores.
David Marchal
De loco. Así consideraron muchos vecinos y familiares a Joan Odena cuando les contó la idea que había tenido de montar una pollería y un asador en su pueblo, L’Espluga de Francolí (Tarragona). “Hablamos de 1967, años en los que no había costumbre de comprar los pollos crudos, ni mucho menos asados. Sin embargo, como ya teníamos experiencia criando pollos, porque lo veníamos haciendo desde los años 50, mi padre decidió completar la cadena: criar, matar, desplumar, vender y asar”, explica su hijo Joan. Y así fue cómo la familia entera, en contra de la opinión de la mayoría, se embarcó en esa aventura. “Empezamos de cero, hipotecándonos para comprar una máquina de asar pollos y otra para desplumarlos. Afortunadamente salió bien. A los tres meses tuvimos que actualizar las máquinas porque se nos habían quedado pequeñas; al año compramos un coche para el negocio, porque hasta entonces usábamos un carro;
y a los dos años montamos una red de granjas para criar pollos”, recuerda Joan. Claro que esto último sólo duró hasta bien entrados los años 70, porque entonces empezaron a surgir los mataderos industriales y ya no les compensaba seguir criando los pollos ellos mismos. Además, coincidió con un periodo de apogeo de la industria en la región y llegaron muchos emigrantes andaluces que impulsaron la demanda de pollo. "Durante esos años llegamos a sobrepasar la venta de 100.000 kilos de pollo al año. Fue increíble", apunta Joan.
Grupo SADA
Por esa época comenzaron a trabajar con Grupo SADA, una relación comercial que han seguido manteniendo hasta hoy día. "Grupo SADA nos aporta la cantidad de pollo que siempre hemos necesitado. Da igual el número que pidamos, porque nunca nos han dejado de servir y el género siempre llega en muy buenas condiciones", afirma el propietario, quien elogia especialmente la labor del repartidor. "Él mismo tiene la llave del local y deja los pedidos. Es más, ya casi forma parte de la familia, porque se acaba integrando en el negocio".
La empresa les sirve una gran cantidad de productos, entre los que destaca el pollo blanco y CUK enteros, elaborados y despieces como pechugas y muslos. "A partir de ahí nosotros hacemos muchos empanados con unas recetas personales que incluyen leche y que gusta mucho a todos los clientes, especialmente a los más pequeños. También preparamos para ellos una especie de chupa-chups de pollo rebozado que les encanta", afirma Joan. Precisamente, el dueño de Pollería Antonia sabe que los niños son unos clientes a los que debe tratar muy bien y contentar siempre, porque son los compradores del futuro, y es algo que en el negocio llevan a rajatabla. Ahora bien, éstos no son los únicos. "De lunes a viernes nuestra clientela es muy variada. De hecho, se trata principalmente de vecinos del pueblo", afirma el dueño del establecimiento. Y gracias a ellos, han conseguido mantener una cierta estabilidad a lo largo de los años, incluidos los peores de la crisis.
El domingo, pollo asado
Claro que como complemento a los productos frescos que ofrecen en la pollería, desde hace 48 años el establecimiento cuenta también con varias máquinas de asar pollo, que hoy en día supone el 60% de la facturación del negocio. "Todos los domingos se forman aquí unas colas enormes. De hecho, el 70% de la clientela que tenemos ese día es de fuera del pueblo. Damos de comer a toda la comarca", confirma Joan, lo que les obliga a toda la familia a trabajar coordinados para poder sacar adelante los pedidos. "Somos un buen equipo de trabajo. Mi mujer y la dependienta van cortando los pollos, mi hija cobra, mi hijo monta barras, mi padre las va sacando de las máquinas y yo voy cociendo", describe el proceso Joan. Y es que, detrás de esta empresa familiar, hay muchos años de esfuerzo, compromiso y dedicación. "Estamos satisfechos de poder explicar hoy algo que, para nosotros, no sólo ha sido un negocio, sino también una ilusión de toda la familia, y un punto en contra del 99% de la gente que decía que esto no funcionaría", comenta Joan con emoción; la misma que siente al recordar a su madre ya fallecida que, con su trabajo, carácter y don de gentes, sentó las bases del cariño y el afecto que hoy en día tiene el pueblo entero a la familia Odena que regenta la Pollería Antonia.