CUK 50: Invierno 2014. Emilio Duró, economista y consultor empresarial

Emilio Duró, economista y consultor empresarial“La vida está en manos de aquellas personas que tienen la capacidad de soñar y el valor para perseguir sus sueños” Aunque es licenciado en Ciencias Económicas y Master en Administración de Empresas por la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (ESADE), desde hace muchos años Emilio Duró trabaja como consultor y formador en toda clase de organizaciones explicando sus principios sobre la felicidad y el optimismo. Precisamente, en esta entrevista aporta su visión de la vida y de las personas, punto de vista que podrán escuchar quienes asistan a la próxima Nutreco Conference, a la que Duró acudirá como invitado.   David Marchal   ¿Cómo un economista acaba dando conferencias sobre la felicidad, el optimismo y los estados de ánimo positivo? Mi principal ocupación sigue siendo la gestión de empresas en temas de dirección. Y el motivo por el que a veces me piden que imparta conferencias sobre cómo desarrollar una actitud mental positiva ante la vida se debe a la casualidad. Es algo que me fascina, planificamos la vida de una forma y ella nos lleva donde quiere. Hace años descubrí que el rendimiento de una persona no dependía solo de factores racionales y de conocimiento, sino que el estado de ánimo, su forma de afrontar la vida, la actitud con la que trabaja, su coeficiente de optimismo, sus objetivos en la vida, etc. eran una parte fundamental de su calidad de vida y de su éxito personal y profesional. Y es que difícilmente podemos ser felices cuando no tenemos equilibrio emocional. Descubrí también que los grandes problemas obedecen a golpes emocionales y no racionales. De hecho, todos conocemos personas que, con un currículo brillante, las cosas no acaban de irles bien; mientras que otras con menos formación, parece que estén tocadas por una varita mágica en todo lo que hacen y que son además maravillosas. Todo esto lo expliqué en una conferencia y parece que a mucha gente le interesaron estos aspectos. ¿Recuerda su primera conferencia? ¿A quién iba dirigida y qué le hizo decidirse por repetir la experiencia? Fue una conferencia para un congreso del comercio gallego en el que me grabaron sin mi permiso y me pusieron en Internet. Intenté eliminar la conferencia, ya que sólo tenía sentido dentro de ese contexto, pero no fue posible. A partir de ahí millones de personas la han visto y todo se acelera. Emilio Duró, economista y consultor empresarial¿Detecta en el público a quién dirige sus charlas más incertidumbre sobre su futuro? Creo que todos los seres humanos somos muy parecidos. Por ello, ¿quién no tiene incertidumbre sobre su futuro? Miedo y momentos difíciles los tenemos todos. Pero lo importante es cómo reaccionamos frente a los acontecimientos. La incertidumbre hacia el futuro no solo es económica, sino también física, emocional e intelectual. Como comenta el Papa Francisco: “Nunca se ha visto un féretro seguido de un camión de mudanzas”. En psiquiatría se califican las personas en dos grandes grupos: las que tienen un foco de control interno, y ante los acontecimientos se preguntan “qué puedo hacer” (con lo que construyen su propio futuro); y aquellas que tienen un foco de control externo, y se preguntan “quién ha sido” (con lo que dirigen su energía hacia el pasado que no se puede cambiar). Pero es fácil ver la vida en rosa cuando todo funciona. El problema es tener valor cuando todo parece que conspira contra nosotros. El valor se necesita cuando las cosas van mal. En los últimos veinte años ha estado estudiando a las personas que son felices. ¿Cuáles son las principales conclusiones a las que ha llegado al respecto? Creo que nuestro pasado cavernícola nos hace sentir miedo –sin duda el mayor causante de la infelicidad–, lo que hace que no variemos nuestras costumbres (miedo al cambio); no intentemos luchar por alcanzar alguno de nuestros sueños (miedo al fracaso); comamos más de lo necesario y tengamos la necesidad de acumular para el futuro (miedo a la supervivencia); hagamos lo que les gusta a los demás, aunque a nosotros nos desagrade, para no defraudarlos (miedo al rechazo)… Y con miedo no se puede lograr todo aquello de lo que seríamos capaces. Millones de años de evolución nos han conformado una estructura craneal en tres cerebros diferenciados: el reptiliano, cuya misión es mantener la vida; el límbico, que rige nuestras emociones; y el racional, donde residen los conocimientos. Esto hace que en el futuro tengamos el reto de llenar de contenido nuestra vida y de buscar el equilibrio entre los tres cuadrantes: el físico, el emocional y el intelectual. Pero necesitaremos también darle un sentido a nuestra existencia. ¿Hay una receta para alcanzar la felicidad? ¿Cuál? Personalmente recomiendo cuatro cosas: - Cuidar el cuerpo: Ponerse en forma, hacer deporte cada día, cuidar la alimentación, tomar complementos vitamínicos, hacer relajación diariamente… En el cuerpo reside nuestra fuerza y nos dota de energía. Y no está preparado para cien años de vida. - Cuidar las emociones: intentar no vivir aislado, tener familia, no alejarse de los seres queridos, querernos a nosotros mismos, bailar, animarnos, motivarnos, cuidar a los amigos, soñar, hablarnos en positivo, reír, cuidar a nuestros padres, hijos y familiares… En definitiva, cuidar “los asuntos del corazón que la razón no entiende”. - Cuidar el intelecto: leer todos los días, estudiar, ser curioso, aprender constantemente… De lo contrario, se nos mueren las conexiones neuronales. - Encontrar un motivo por el que vivir y que nos permita decir cada mañana: “qué suerte un día más para…”. Y hacer algo por los demás. El egoísmo no es bueno. Nuestro problema no es sobrevivir, sino vivir. No se trata de poner solo años a la vida y sí vida a los años. Decía un premio Nobel que la felicidad seria “una buena salud y una mala memoria”. Emilio Duró, economista y consultor empresarial¿Cree que las empresas españolas serían más productivas si apostaran más por fomentar la felicidad de sus empleados? Estadísticamente se puede afirmar que las personas optimistas rinden entre el 65 y 100% más que las “normales”. Pero repito que tenemos que entender “positividad” como enfocar el futuro que podemos cambiar y no el pasado que no depende de nosotros. Por lo tanto, tendremos que seleccionar a las personas de nuestra empresa por su forma de enfocar la vida, además de por sus conocimientos (no valen los “tontos motivados”). Sin duda, las empresas “felices” son más productivas ante un entorno de incertidumbre como el actual. Sin embargo, después de cinco a seis años de crisis… ¿todavía se puede ser feliz? Me canso de repetir que no es cierto que estemos viviendo un momento tan malo. De todas formas, admito que es fácil hablar de optimismo y felicidad cuando casi todo te va bien. Pero si mañana estuviera en el paro, con dos hijos pequeños, sin poder pagar las facturas y viendo un túnel oscuro delante de mí, probablemente no vería las cosas igual. Entiendo que el ser humano no ve la realidad, sino la que sus vivencias y experiencias le hacen ver. Dicho esto, vivimos en una sociedad basada en la opulencia y el consumo,  donde hemos perdido de vista la realidad y nos quejamos por todo. Nuestros antepasados vivían mucho peor que nosotros y nuestros hijos vivirán mucho mejor. Pensemos solo en los medicamentos, las comodidades, los conocimientos, las posibilidades de viajar… que tenemos en la actualidad. Pero vivimos de espaldas a la realidad sin darnos cuenta de lo afortunados que somos. También es cierto que las cifras de empleo, ventas, productividad, etc. no son las que desearíamos. Pero sin duda vamos a salir de esta situación, como siempre lo hemos hecho. La vida está en manos de aquellas personas que tienen la capacidad de soñar y el valor para perseguir sus sueños. No matemos la esperanza con continuos mensajes negativos. ¿La crisis ha borrado el sentimiento de ilusión de los empresarios, de los emprendedores y de los empleados en general? ¿Considera que hay instalado en la sociedad un pesimismo generalizado? Sí. Creo que, por genética, nos acordamos más de lo malo que de lo bueno. Basta recordar la ilusión de un niño ante un nuevo acontecimiento o actividad. Y eso no solo pasa con los empresarios, sino con la sociedad en general. Hemos instalado el mal humor de profesión. Frases como: “si te ríes, no trabajas”, “el futuro de nuestros hijos será peor”… Pero nada de esto es cierto. Vivimos mejor que nunca y el futuro nunca ha sido más brillante y esperanzador. Tenemos que dejar de hablar de problemas y enfocar nuestra mente en las soluciones. Recordemos que nuestra mente ve aquellas cosas que se corresponden con su forma de pensar (la embarazada ve embarazadas, el que vende hamburguesas ve hamburgueserías…). ¿Cómo se puede alcanzar el éxito laboral? ¿Nos hace falta más formación emocional y menos formación técnica? Podemos clasificar los conocimientos en dos grandes grupos: actitudes y aptitudes. Hasta ayer tener los conocimientos o aptitudes correctos garantizaba una cierta seguridad profesional. Hoy se duplican los conocimientos cada dos años, las profesiones que se requerirán en el futuro ni las conocemos, cambiaremos constantemente de trabajo… Por eso tener una titulación universitaria no será sinónimo de éxito. Todos queremos estar rodeados de personas trabajadoras, honestas, predispuestas, comunicadoras, alegres, optimistas, cultas… Si vemos los requisitos que buscamos, son fundamentalmente actitudes y no solo conocimientos. Es una forma de enfocar la vida. Por eso hay personas que hagan lo que hagan, siempre lo consiguen. Emilio Duró, economista y consultor empresarialOptimismo e ilusión son dos de los conceptos que más repite en sus conferencias. ¿Es complicado transmitir estas ideas a su audiencia? No soy nadie para dar consejos a nadie, ya que me replanteo cada día mi vida. Entiendo que somos lo que pensamos y, como cambiamos la forma de pensar cada día, cambiamos nuestra forma de ser constantemente. Por eso lo único que intento en las conferencias es hablar con el corazón y transmitir información de los últimos estudios y reflexiones de los que dispongo para vivir y hacer un mundo mejor. No tengo dudas de que la generosidad lleva a la felicidad. Además, son los asistentes los que me transmiten felicidad e ilusión. Siempre aprendo de ellos. A modo de ejemplo, en una conferencia en diciembre a padres de niños con Síndrome de Down hubo un mensaje que me impactó: ellos no están casi nunca tristes y siempre tienen ilusión. Siempre aman y dan amor de forma incondicional. Tenemos mucho que aprender los que nos consideramos “racionales”. En sus conferencias habla del coeficiente de optimismo. ¿En qué consiste? Creo que el coeficiente de optimismo es una sencilla fórmula que refleja nuestro grado de satisfacción personal con nosotros mismos y nuestra vida. Podría representarse así: la contribución a un propósito y la satisfacción personal es igual a las capacidades, más las posibilidades. Y mi propósito en la vida, aunque pueda parecer cursi, es intentar dejar “un mundo un poco mejor”. ¿Está de acuerdo en que actualmente estamos viviendo un cambio de época y no una época de cambios? ¿Qué podemos hacer para adaptarnos? Sí. Las especies utilizan una sencilla fórmula para sobrevivir: vivir el tiempo necesario para asegurarse la descendencia. Toda la energía se dedica a esta tarea, siendo más importante la supervivencia de la especie que la del propio individuo. Sin embargo, el ser humano ha tenido en los últimos cien años un profundo cambio, pasando de una esperanza de vida en España de 35 años en 1900 a casi 83 años en la actualidad. Y continúa creciendo. Con ello se han dado dos nuevas situaciones: - Como especie: aumento espectacular de la población, por lo que se plantean serios problemas de supervivencia al planeta. - Como individuos: 40 o 50 años adicionales de vida no productivos desde un punto de vista de especie y donde la búsqueda del placer no basta para ser felices. Debemos pasar de “sobrevivir” a “vivir”, necesitamos un sentido de vida. Así nos encontramos ante una nueva encrucijada en la que la genética no tiene soluciones preestablecidas en la fijación de objetivos que nos permitan encontrar nuevos retos y un porqué a nuestra existencia. Decía John Lennon: “Mi madre me decía que tenía que ser feliz. En la escuela me preguntaron que quería ser de mayor y yo respondí que ‘feliz’. Me dijeron que no había entendido la pregunta y yo les contesté que son ellos los que no han entendido la vida”. Por eso, repito que el gran reto de la vida es vivir y no solo sobrevivir. Y la forma de lograrlo he intentado respondérsela en las otras preguntas. Un único consejo: siga soñando, no deje de ser niño.   EN BREVE Un libro. El hombre en busca de destino Una película. Alguien voló sobre el nido del cuco Una serie. Hombre rico, hombre pobre Un plato de comida. Macarrones Una canción. A mi manera Una app. Google Maps Un lugar para perderse. Cayo Levantado en El Caribe y el Pirineo leridano Un deseo. Que mis personas queridas sean felices Odia. El maltrato Le encanta. Mi familia