CUK 49: Otoño 2014. TASCA EL POLLO

“Siempre me sirven el mismo tipo de pollo, con un peso y un tamaño similar” Gracias a una posición privilegiada frente al mar de Benicasim (Castellón), un rápido servicio al cliente y una apuesta por una comida casera cuyo máximo exponente es el pollo asado, la Tasca El Pollo es una de las referencias culinarias de la localidad, tanto para turistas como residentes, desde hace casi cuarenta años. TASCA EL POLLO Muy lejos quedan ya los tiempos en los que, con mucho esfuerzo y dedicación, tres familiares (Toribio, Leoncio y Ángel) decidieron montar un asador de pollos frente al mar en la localidad de Benicasim. Concretamente, transcurría el año 1977 cuando adquirieron un pequeño local al que equiparon con dos máquinas asadoras de cuatro espadas cada una, lo que en total les permitían cocinar 32 pollos a la vez. A pesar de esas limitaciones, el negocio funcionó. Rápidamente tuvieron que contratar más empleados y, al año siguiente, entró a trabajar Antonio Almazán, el actual dueño del establecimiento. Con el tiempo fueron progresando y en 1987 decidieron ampliar el negocio anexionando unos locales limítrofes, lo cual aumentó considerablemente el espacio disponible para atender a una clientela creciente. “Con el paso de los años, los propietarios del local se jubilaron y hace una década me lo vendieron a mí, que desde entonces soy el dueño”, explica Antonio. Eso sí, durante todo este tiempo ha intentado mantener el espíritu con el que se creó: dar de comer a clientes con un nivel adquisitivo medio-bajo.   POLLO FRENTE AL MAR Actualmente el negocio ha crecido con respecto a sus inicios. De hecho, ahora son capaces de hacer 150 pollos a la vez, gracias a sus siete máquinas de asar; cuenta con más de una veintena de empleados y ofrece una amplia oferta gastronómica. “Servimos platos combinados, tapas, raciones…; y todo es asadorcasero, lo hacemos nosotros, como las croquetas, los boquerones en vinagre, los pinchos morunos o los caracoles. Sin embargo, lo que más se vende, como el propio nombre del establecimiento indica, es el pollo asado”, afirma Antonio. Para ello, desde hace más de treinta años confían en Grupo SADA, con el que, asegura el dueño, nunca han tenido ningún problema. Es más, son muchos los motivos por los que Antonio trabaja con Grupo SADA, pero sobre todo por la uniformidad de su género. “Siempre me sirven el mismo tipo de pollo, muy fresco y con un peso y un tamaño similar, no hay unos más grandes y otros más pequeños. Eso, a la hora de ponerlos en las máquinas, es fundamental”, asegura. El propietario del establecimiento también destaca otras cualidades importantes de Grupo SADA: “El servicio que ofrecen es estupendo y, como llevamos tantos años trabajando juntos, existe entre nosotros una comunicación muy fluida, lo cual es muy importante para cumplir nuestras previsiones de ventas”, explica. Y es que Antonio confiesa que, a pesar de que lo que más se vende en su local es el pollo, es de lo que menos ha de preocuparse, porque siempre tiene a su lado a Grupo SADA para suministrarle el género en el momento en el que lo necesite, con una gran correspondencia entre ambos. “Una relación comercial es así. No puedes tener la mano corta para dar y larga para coger. Hay que compensar y buscar un término medio. Y eso lo consigo con Grupo SADA”, puntualiza.   SERVICIO RÁPIDO Aparte de la propia calidad de los pollos, Antonio ha sabido potenciar su sabor preparándolos con una receta especial que los hace aún más sabrosos y crujientes. No resulta extraño, por tanto, que los fines de semana se formen largas colas en el establecimiento tanto para consumir allí el pollo como para llevárselo. Además, gracias a un ágil servicio, los clientes rotan continuamente y así un mayor número de personas puede disfrutar de sus platos. “Nos caracterizamos por nuestra rapidez. Yo les digo habitualmente a nuestros clientes que les servimos antes la comida que el aperitivo; en cuanto se sientan están comiendo”, afirma. Otra de las cualidades que caracteriza a este establecimiento es que no hacen reservas ni encargos. “Simplemente decimos a los clientes que cuando quieran comer, que vengan y se los lleven. Tenemos la ventaja de que estamos haciendo pollos constantemente, y si sobra lo utilizamos para hacer croquetas. Así la gente no tiene que preocuparse de hacer el encargo”, añade. A pesar de que se trata de un negocio de temporada, en el que abren de Semana Santa hasta finales de septiembre, Antonio confiesa que con la crisis han notado cierto estancamiento de las ventas. “Ahora, por ejemplo, se notan mucho las noches con respecto a hace unos años, las cenas han bajado bastante”. Antonio cuantifica en un 3% ese descenso de las ventas, que, aunque no es mucho, hace que el negocio no crezca. Eso también le está trayendo un nuevo tipo de cliente: “En el día a día se ve que el albañil que tenía que venir a comer ya no viene. En cambio, viene el abogado o el ingeniero, que antes no venía. Hemos bajado un escalón”, confirma. Aun así, prefiere mirar adelante y centrarse en seguir dando un servicio rápido y de calidad a sus clientes para que en el futuro continúen volviendo.